“Todo aquel a quien su corazón impulsó, y todo aquel a quien su espíritu le dio voluntad, trajo una ofrenda a Jehová para la obra del Tabernáculo de reunión, para toda su obra y para las sagradas vestiduras.” (Éxodo 35:21RVR95)
Dios tiene una expectativa de mi obediencia y servicio. Según nos describe la escritura, las personas que participaron en la construcción del Tabernáculo tenían algo muy especial que Dios podía usar: su corazón. Y ¿qué características tenía que sirvieron para llevar a cabo esta obra? Este pueblo tenía un corazón generoso, “Tomad de entre vosotros una ofrenda para Jehová; todo generoso de corazón la traerá a Jehová…” (Exodo 35:5). Un corazón que sirve a Dios esta dispuesto a dar y dar generosamente, sin contar gota a gota o moneda a moneda lo que se ofrece, da de una manera desprendida.
La NTV dice en el versículo 21, “todos aquellos tenían un corazón motivado y el espíritu conmovido”. Las personas entregaron sus objetos personales de gran valor y lo hicieron sin necesidad de ser forzados a ello, no pensaron en el valor de las cosas, sino en el valor de dar lo que tenían sin reservas, su espíritu se activó y se sacudió para participar en la obra.
El pueblo tenía un corazón voluntario, ”de los hijos de Israel, tanto hombres como mujeres, todos los que tuvieron corazón generoso…trajeron ofrenda voluntaria a Jehová” (Éxodo 35:29). Una persona que sirve no necesita invitación ni ninguna pleitecia para que le regale algo de sí al Señor, sino que en su corazón arde el fuego y la pasión por dar, simplementre busca la oportunidad de entregar y agradecer de alguna manera con lo que es y tiene. En su comunión con Dios es motivado, pues es El quien pone tanto el querer como el hacer (Filipenses 2:13) entonces, si no hay motivación personal… ¿qué nos falta? ¡Un corazón que sirve, sirve!
El servicio es algo que se realiza por convicción no por conveniencia. Servir al Señor requiere de compromiso, te imaginas que el pueblo de Israel se hubiera comprometido con la obra sólo de dientes para afuera, en sus emociones solamente, y llegado el día de reunir todo para empezar la obra, resulta que no contestan el teléfono, ni los mensajes, no hay señal de humo que valga para obtener una respuesta al compromiso ya adquirido. O te imaginas que, los que traían ofrendas de oro y piedras preciosas, resulta que no era oro puro sino imitación, y las piedras tampoco eran preciosas, pero lo importante era aparentar que se estaba ofrendando a la obra. ¿Te parece terrible? Si, así somos.
Finalmente, si sigues leyendo el capítulo 35 vas a encontrar que todos pusieron sus talentos para trabajar con excelencia. No hay nada más triste que escuchar: “como es para Dios, no importa, Él ve el corazón,” y si, Dios ve el corazón pero demanda excelencia de nuestra parte, el no puso a las mujeres que hilaban en el trabajo de ingenieria, ni viceversa, según su talento cada uno tenía su lugar y su tarea, porque para eso Dios les dio la habilidad. Tanto los que trabajaron en la obra, como los que después sirvieron en el templo, eran excelentes en lo que hacían, no se trata de orgullo se trata de dar lo mejor de lo mejor.
Tiempo de Hablar con Dios: ¿con qué corazón sirvo a Dios?¿mi espíritu ha sido conmovido a dar sin reservas?¿soy generoso en lo que ofrezco para Dios?¿tengo la convicción en mi corazón de la importancia, el privilegio y la necesidad de servir?¿cuido de cada detalle que se requiere en lo que sirvo?¿perfecciono mis talentos para servir con excelencia al Señor?
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)
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