Un Corazón Reverente
Salmos 5:1-12 RVR1960: “Escucha, oh Jehová, mis palabras; Considera mi gemir. 2 Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, Porque a ti oraré. 3 Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré. 4 Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El malo no habitará junto a ti. 5 Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad. 6 Destruirás a los que hablan mentira; Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová. 7 Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; Adoraré hacia tu santo templo en tu temor. 8 Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos; Endereza delante de mí tu camino. 9 Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; Sus entrañas son maldad, Sepulcro abierto es su garganta, Con su lengua hablan lisonjas. 10 Castígalos, oh Dios; Caigan por sus mismos consejos; Por la multitud de sus transgresiones échalos fuera, Porque se rebelaron contra ti. 11 Pero alégrense todos los que en ti confían; Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; En ti se regocijen los que aman tu nombre. 12 Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; Como con un escudo lo rodearás de tu favor”.
 
 David es conocido como un hombre conforme al corazón de Dios, tal y como lo dice la palabra en 1ra de Samuel 13:14; un hombre que desde que fue ungido, fue perseguido por sus enemigos, sin embargo, esto no apartó su corazón de su Dios y a pesar de tener tropiezos en su caminar regresó arrepentido ante Dios, apelando a su gran misericordia. El Señor mediante la vida de este varón conforme a su corazón nos regala 2 grandes enseñanzas:
 
En primer lugar, el rey de Israel, David, sabía cuál era su lugar ante el Rey de reyes. Esto lo podemos ver en el segundo verso, donde en medio de su clamor y gemir, declara “Rey mío y Dios mío”; esto lo decía un hombre que gobernaba sobre un pueblo numeroso, un hombre al que sus enemigos le temían, un hombre que lo tenía todo; sobre todo la claridad de porqué y por quién tenía esto, por el poder y la misericordia de Dios. Esto sólo nos dice una cosa amada iglesia, usted y yo como coherederos juntamente con Cristo, seremos puestos en lugares celestiales y en todo momento debemos reconocer su grandeza, porque es gracias a su poder y misericordia que hoy estamos donde estamos.
 
Y segundo, David buscaba el rostro de Dios de madrugada, y esperaba en Él. David había entendido que dar pie al ocio, era dar cabida al enemigo para que pudiese obrar en medio de su vida y reinado, para matar, hurtar y destruir. Él aprendió a presentarse delante de la presencia de Dios de madrugada y allí esperar, tal y como lo dice el verso 3.
 
David era un hombre de guerra, valiente, pero él no mataba por placer, sino cuando sus enemigos eran entregados en sus manos por el favor de Dios, el verso 7 hace esta distinción entre el hombre conforme al corazón de Dios y el que no lo es, dice: “más yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; adoraré hacia tu santo templo en tu temor”. David, a pesar de haber derramado mucha sangre y de haber cometido pecado en medio de su ocio, corrió a la presencia de Dios, arrepentido de corazón por sus actos rebeldes, recibiendo un castigo justo de su Rey misericordioso.
 
Amada iglesia, el enemigo acusador siempre buscará la forma de alejarnos de la presencia de Dios, pero debemos ser como este hombre conforme al corazón de Dios. Su alto cargo, poder, etc., no alejó su corazón del Rey y en medio de su pecado reconoció su falla, se acercó con corazón arrepentido por su rebelión contra Él. Tenemos un Dios grande en misericordia y con poder para perdonar nuestro pecado, acerquémonos confiadamente a su presencia.
 
Devocionales Refúgiate en Su Palabra, Casa de Refugio (MO)
 #mimetaesperdonar

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