Un Refugio, La Roca

Un Refugio, La Roca

“Al mirar los hijos de Israel el rostro de Moisés, veían que la piel de su rostro resplandecía, y entonces Moisés volvía a ponerse el velo sobre el rostro, hasta que entraba a hablar con Dios.” (Éxodo 34:35 NTV)

Cuando el pueblo de Israel partió del desierto de Sin, llegó a un lugar donde no tenían agua para beber, Refidim. Allí desde una roca, Dios proveyó agua para saciar la sed del pueblo, esta roca es conocida como el Monte Horeb o también el Monte de Sinaí, el lugar donde Moisés recibió la comisión para sacar de la esclavitud de Egipto a Israel, el lugar donde se encontró con Dios cara a cara.

Cara a cara habló Jehová con vosotros en el monte, de en medio del fuego.” (Deuteronomio 5: 4 RVR95)

Ahora bien, centrémonos en “la roca”. La palabra de Dios nos enseña que Cristo es la Roca de nuestra salvación, la piedra viva, la principal piedra del ángulo. Es a través de Cristo que edificamos nuestra relación con el Padre. ¿Qué es una piedra angular? En temas de construcción, es la piedra base, todas las demás piedras se establecerán en referencia a esta piedra, lo que va a determinar la posición y firmeza de toda la estructura.

Acercándonos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, pero para Dios escogida y preciosa… He aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; el que crea en él, no será avergonzado.” (1 Pedro 2: 4-8 RVR95)

Nuestro pasaje de hoy nos revela que fue tal el encuentro de Moisés con Dios que su rostro quedó resplandeciente, físicamente él reflejaba la gloria de Dios. Así como el pecado se refleja, la gloria de Dios en nosotros también.

Y, ¿qué podemos concluir con estos enlaces de la vida y los encuentros de Moisés con Dios en la roca, o el Monte Horeb? Que podemos llegar al lugar de la Gloria de Dios a través de Cristo, no hay otro camino, es el UNICO camino para llegar al Padre y es a través de él, nuestra piedra angular, que podemos cimentar nuestra vida en Dios, de tal forma que no seremos avergonzados y seremos un reflejo de su gloria. La luz de la presencia de Dios impregnó el rostro de Moisés, de modo que tuvo que cubrirlo con un velo porque los demás no podían verlo a la cara, luego el volvía con Dios y allí si podía descubrir su rostro, porque cuando estás con un amigo verdadero, no tienes nada que ocultar.

La gloria de Dios debería verse en nuestro rostro, cuando nos escondemos en la Roca (Cristo), veremos Su gloria. Siempre PRIMERO la Roca y después SU GLORIA.

El sentido “cara a cara” no es algo literal, pero denota el grado de INTIMIDAD que tenía Moisés con Dios, la misma palabra lo dice, a Dios nadie le ha visto jamás (Juan 1:18 y Éxodo 33:19-23); pero realmente él logró “hallar gracia ante los ojos de Dios” de tal forma que, sus encuentros con EL gozaban de total cercanía, amistad.

Necesitamos llegar a refugiarnos en La Roca, Cristo para poder estar con el Padre a cara descubierta, sin nada que ocultar. Cristo es nuestro refugio, a través de El veremos la Gloria de Dios. Y como hasta ahora hemos visto, todos los refugios tienen un propósito, en este seremos transformados en su misma imagen por la obra de Su Espíritu en nosotros.

Por tanto, nosotros todos, mirando con el rostro descubierto y reflejando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en su misma imagen, por la acción del Espíritu del Señor.” (2 Corintios 3:18 RVR95)

KMR – Casa de Refugio

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