Un Siervo en Espera

Lucas 1: 5-20 RVR95: “Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón y se llamaba Elisabeth. Ambos eran justos delante de Dios y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Pero no tenían hijos, porque Elisabeth era estéril. Ambos eran ya de edad avanzada. Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios, según el orden de su clase, le tocó en suerte entrar, conforme a la costumbre del sacerdocio, en el santuario del Señor para ofrecer el incienso. Toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso.”

Los días de Herodes no fueron días fáciles, según estudios bíblicos, étnicamente, él no era descendiente de Israel, sino del hermano de Jacob, Esaú. Aunque fue conocido por sus grandes programas de construcción, lo fue más por su crueldad paranoica, que lo llevó a realizar un sin número de ejecuciones, incluyendo a miembros de su propia familia, la nube de muerte cubría Judea por aquellos días.

Zacarías y su esposa eran personas justas, una familia que guardaba en su corazón la palabra de Dios, por tanto, su actuar era conocido como irreprensible o intachable, eran personas que vivían conforme a las escrituras. Al pasar los años, la cantidad de sacerdotes para servir en el templo se multiplicó, al parecer llegaron a ser como 20,000 para la época de Jesús, razón por la cual era necesario utilizar la suerte para poder escoger cual sacerdote serviría y cuando, lo que podía significar UNA LARGA ESPERA para la ministración en el templo.

Zacarías era un siervo en espera, pero su “suerte” estaba completamente dirigida por la soberanía de Dios, era momento de recibir la promesa que traería la bendición menos esperada. Tantos años de expectativa habían secado la fe de este sacerdote para creer en un milagro, pero Dios escoge el momento en el que él está sirviendo y entra a ofrecer el incienso en Su presencia para bendecirlo. Quizás el deseo de un hijo ya era algo que Zacarías había abandonado, eran de avanzada edad y no había posibilidad de que su esposa estéril pudiera concebir ya. Zacarías fue un hombre entregado a su servicio, sabía que era un siervo en espera de un turno junto a muchos otros sacerdotes, pero no sabía que la oportunidad para ministrar en la presencia de Dios sería la puerta que abriría la respuesta de Dios para él, para recibir lo que ya no esperaba. ¡Él nunca supo que la fila que hacía era para algo superior!

La acción de quemar incienso según el pacto de la nueva alianza, representaba las oraciones gratas que los siervos fieles presentaban ante Dios, era un gran privilegio para el sacerdote. Zacarías realmente es digno de admirar, porque era un hombre fiel a su servicio, se mantuvo integro, andando irreprensible o intachable en todos los mandamientos de Dios, esperaba su turno en santidad para poder entrar a la presencia de Dios y DAR GRACIAS, ¿te imaginas todo lo que había en su corazón? Sin duda, su fe estaba herida porque le faltaba algo que, en la cultura judía era de suma importancia, un hijo. Sin embargo, su espera era para entrar a darle las gracias al Señor, “quemar el incienso”, a pesar de lo que llevaba consigo.

Hay una buena noticia, ¡no tienes que esperar un turno para entrar y quemar tu incienso en la presencia de Dios!, no hay una multitud de personas junto a ti esperando el momento para tener el privilegio de ministrar en Su presencia, ¡puedes hacerlo ahora! Es momento de “quemar nuestro incienso” en la presencia de Dios, DEMOS GRACIAS, aunque nuestro corazón este arrugado porque no vemos la respuesta, porque no hay claridad respecto a nuestro futuro y muchos sueños ya se han desvanecido. Entremos a Su presencia, hoy, ahora, para hacer arder Su altar con nuestra adoración llena de gratitud, sin reproches, sin reclamos, quememos la tristeza y nuestra ansiedad tras la espera en el fuego de la gratitud, quizás dejamos de ser unos siervos en espera y pasamos a ser, unos siervos que reciben la respuesta que menos esperábamos pero que más anhelábamos para sentirnos plenos en El.

2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (KMR)

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