1 Pedro 3:8-11 RVR1960: “Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala.”
Nuestras debilidades las debemos conquistar cada día, de la mano de Dios en el proceso de edificación, si me gobierno soy más grande, quiere decir que tengo dominio propio de mi mente, lengua, lo que veo, lo que escucho, lo que hablo y someto mi cuerpo en obediencia a Dios y a la verdad de su palabra librando una de las batallas más grandes que peleamos en esta tierra.
Esto lo logramos trabajando de adentro hacia afuera; quiere decir que, si en el patio de nuestra casa cae una semilla de naranja va a crecer un árbol de naranja, y en tiempo de cosecha va a dar un fruto de naranja. ¿Qué debemos hacer para arrancarlo?, sencillamente cortar ese árbol de raíz. Así mismo, debemos erradicar de nuestra vida hábitos que afectan nuestro crecimiento espiritual.
Si como creyentes queremos avanzar en nuestro crecimiento no debemos mirar a otros, debemos mirar hacia nuestro interior y preguntarnos: ¡soy fiel y coherente con lo que predico y lo que vivo diariamente? ¿soy prudente con lo que hablo y edifico al hacerlo? ¿cómo conquisto mi boca y lo que hablo?, Jesús dijo lo que digas será hecho (Marcos 11:23). En nuestra boca hay poder, cuando hablamos hay palabras de vida en nosotros.
En la reflexión de la palabra de hoy también debo preguntarme, ¿estoy haciendo a mi prójimo lo que quiero para mí? “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.” (Mateo 7:12).
Fundamentalmente, para nuestro crecimiento debemos usar las facultades que Dios nos dio al hacernos a su semejanza y hacer el bien, usando nuestra lengua para hablar todo lo bueno, agradable, y lo puro: “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de
sus frutos.” (Proverbios 18:21)
Es una batalla que libramos cada día y en la que nos vemos enfrentados a ser generadores de vida en comunión o maldición y muerte. Recordemos que Dios no puede ser burlado, es nuestra responsabilidad y en el libre albedrio tomar la decisión de manera voluntaria para ser colaboradores con Dios en nuestro proceso de edificación y crecimiento personal.
Tiempo de Hablar con Dios: Padre Celestial gracias te damos por darnos la oportunidad de cada día tener acceso a tus misericordias que son nuevas cada mañana, y en esa conciencia guíanos a caminar en una continua corrección en todas aquellas áreas de nuestra vida en la que necesitamos ser libres; que sea un imperativo caminar de tu mano y haciendo tu voluntad en esta tierra, te lo pedimos por los méritos de nuestro amado Jesucristo. Amén
2021 Año del Propósito de Dios – Casa de Refugio (AMRP)
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