“…apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros…” (Hebreos 11:34 RVR95)
Cuando nacemos de nuevo entendemos que vivimos en un mundo espiritual donde se pelea con violencia y hay permanentes batallas. Cuando pensamos en esto podemos llegar a caer en la tentación de decir, gracias, pero no… prefiero taparme los ojos, cerrar mis oídos al llamado y que otros peleen por mí… ¿y si cuando nuestro Dios creador te hizo pensó en una batalla que solo podrías ganar tu?
Hoy quiero detenerme en esta frase que seguro todos hemos leído alguna vez: SE HICIERON FUERTES EN LA BATALLA. Porque cerrando este año no faltará el momento en el que el enemigo nos inste a quejarnos, a lamentar, a reprochar, a juzgar el proceso por el cual estamos atravesando, a renegar del esfuerzo que tuvimos que hacer por vivir tranquilos en un año tan atípico y duro en materia espiritual, económica, familiar y demás… el diablo quiere que pensemos que esta batalla es demasiado dura para nosotros, que fue demasiado el esfuerzo, que los resultados no se ven… ¿por qué? porque el sabe que no somos los mismos que éramos al comenzar este año.
Ahora que somos más conscientes de nuestro papel en el reino de los cielos, nos cuesta menos llamar las cosas por su nombre, ahora muchos estamos dispuestos a luchar por las promesas dadas por nuestro creador, no nos avergonzamos de ellas ni de pararnos día a día a guerrear con violencia por su cumplimiento, por nuestras generaciones, por nuestra casa. El enemigo sabe que ahora somos más fuertes y la verdadera victoria durante este año ha sido esa, refugiarnos en nuestro Padre y permanecer en sus promesas. Permanecer, aunque parezca lógico no lo es, muchos cayeron y no pudieron volver a levantarse… o escogieron nuevamente la esclavitud, como el camino más fácil y desecharon al dueño de sus vidas porque no resistieron el proceso.
Fue el proceso el que nos mostró lo que había en nuestro corazón y cómo luchar contra los demonios que durante años nos atemorizaron, esclavizaron y nos paralizaron. Evidenció nuestras fuerzas, nuestras limitaciones y lo mucho que necesitábamos a Cristo en nuestras vidas, nos reveló quien es el dueño del universo, de la vida, de nuestra salud y de todo lo que tenemos. Durante este proceso pudimos ver la misericordia del Todopoderoso en nuestra salud, en nuestras finanzas, en nuestra familia… El proceso nos llevó a apreciar lo que dábamos por hecho, a volver a lo simple y a confiar en que Él haría lo que nosotros no podríamos jamás… nos hizo más fuertes, cumpliéndose así otra promesa de las escrituras y una verdad espiritual escrita a pulso en nuestra existencia “Se hicieron más fuertes en la batalla”
¿Eres un guerrero? ¿Naciste para la batalla? O, sigues quejándote por lo que no tienes, por lo duro del proceso, porque no merecias tanto sobre esfuerzo. Tu misión esta ahí, sigue intacta, pero esta hecha para el guerrero que tienes adentro, para el que ve en el día a dia la transcendecia del proposito de Dios, no la inmediatez del buen trabajo y las riquezas, la frivolidad y las curvas, el poder y la ambición… esa es la batalla del mundo… la tuya repercute en el cielo e impacta el reino de Dios y esa solo esta hecha para valientes.
GV – Casa de Refugio
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