Hoy concluiremos esta serie devocionales que hacen referencia a las características de una oración efectiva; la Biblia de manera exacta resalta lo que es el corazón de la oración efectiva: La Fe. Marcos 11:24 DHH dice: “Por eso les digo que todo lo que ustedes pidan en oración, crean que ya lo han conseguido, y lo recibirán”; claramente la eficacia de una oración no está en la elocuencia, la extensión o la precisión, pues lo único que garantiza la respuesta es la seguridad de que la recibiremos, toda vez que: “Es pues la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” como menciona el Autor de Hebreos.
Una oración carente fe no es nada, viene a ser un cuerpo sin alma. El creer que ya nos ha sido concedido lo que pedimos nos eleva a otra dimensión espiritual, nos permite comenzar a experimentar el gozo, la paz y la victoria de la bendición anhelada, trayendo como consecuencia una explosión de gratitud que honra al Padre Celestial; sí hermanos, la mayor evidencia de nuestra fe es cuando podemos agradecer sinceramente al Señor por aquello que anhelamos y todavía no disfrutamos, acelerando sin duda la llegada de lo esperado.
Santiago 1:6 nos exhorta cuando dice “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra”, dejando ver que solo la fe nos hace persistentes a la hora de orar a Dios, una oración sin fe será intermitente, vacilante, tibia, insípida y, por tanto, carente de impacto. Por el contrario, una petición que va acompañada de confianza tiene la fuerza del corazón que, con la guía y el aval de Dios, puede literalmente hacer posible lo imposible.
Por último, el Cristiano nunca debe olvidar que la suma de la fe es un misterio espiritual que desata los más extraordinarios acontecimientos, la Biblia aclara que los hijos de Dios podemos potencializar nuestra fe cuando nos unimos dos hermanos o más a orar por un anhelo en común, sea éste un deseo personal o colectivo como afirma Mateo en su capítulo 18 versículo 19 donde sabiamente declara: “Esto les digo: Si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra para pedir algo en oración, mi Padre que está en el cielo se lo dará” Mateo 18:19 DHH.
Señor, incrementa en nosotros ese hábito hermoso de la oración, adorna el escenario de nuestros muchos encuentros para qué podamos entrar en una conversación amena, clara y profunda contigo; muéstranos abiertamente la misión de nuestras vidas, tu anhelo en nosotros, y permítenos enamorarnos de este; danos la fe necesaria para creer en tu promesa, permítenos tocar tu anhelo inclusive sin haberlo visto, vuélvenos agradecidos por lo que aún no llega pero que tienes dispuesto para nosotros, permítenos con tu aval y nuestra fe realizar los cambios que me hagan un mejor Cristiano, uno que sirva en pos y beneficio de este mundo y todo aquello que lo compone. Te lo pedimos y suplicamos Señor, Amén.
Devocionales Refúgiate en su Palabra – Casa de Refugio (FJCG)
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